La mayor parte de la energía se obtiene del propio aire exterior (en torno al 70%) y se utiliza a penas una pequeña fracción de electricidad. Por lo que consume menos energía (kWh) que los sistemas de calefacción tradicionales y eso se deja notar mucho en la factura mensual.
Es una energía renovable ( aire exterior ) y por lo tanto sostenible.
No requiere casi mantenimiento, es como un electrodoméstico más además de no generar humos ya que no se produce combustión al no ser necesaria ninguna caldera.
Toda la casa puede funcionar exclusivamente con electricidad, sin necesidad de contratar gas o suministros de combustible. Puede ofrecer aire acondicionado y generar agua caliente sanitaria (ACS).
La instalación es muy sencilla y requiere de poco espacio.
El retorno de la inversión se produce en poco tiempo en la mayoría de los casos.